La leche y los derivados lácteos nos aportan distintas vitaminas.
¿Qué son las vitaminas?
Las vitaminas son micronutrientes necesarios para la transformación de los alimentos en energía. La mayoría de las vitaminas actúan en la regulación del metabolismo.
Se clasifican en dos grupos: vitaminas hidrosolubles (como riboflavina, vitamina B12 y vitamina C entre otras, presentes en la leche) y las vitaminas liposolubles (vitamina A, D, E y K).
La leche y los derivados lácteos aportan numerosas vitaminas necesarias para la vida y para los procesos de crecimiento y desarrollo.
Vitaminas liposolubles
Las vitaminas liposolubles se encuentran disueltas en la grasa. Se almacenan en el hígado y en los tejidos grasos. En la leche y derivados lácteos, encontramos:
Vitamina E o tocoferol
Los seres humanos obtenemos la vitamina E de aceites vegetales, cereales de grano entero y productos lácteos. Dentro de los derivados lácteos, la mantequilla es la que mayor cantidad de vitamina E contiene.
La carencia de esta vitamina es rara y aparece sobre todo asociada a condiciones graves de malabsorción, en anemias genéticas y a veces, en bebés de muy poco peso.
Es un antioxidante y por su capacidad para limitar la oxidación y para manejar los radicales libres nocivos, algunas veces se aconseja como posible factor de prevención para la arteriosclerosis.
Protege a la vitamina A, vitamina C y ácidos grasos poliinsaturados de los alimentos de cambios producidos como consecuencia de la oxidación.
Vitamina K
La vitamina K es otra vitamina liposoluble, conocida como “vitamina de la coagulación”, porque se relaciona con la protrombina y la coagulación de la sangre.
Los seres humanos obtienen vitamina K de los alimentos y además una parte la sintetizan ciertas bacterias en el intestino. La dieta constituye la fuente principal.
Además, contribuye al mantenimiento de los huesos en condiciones normales y a la coagulación sanguínea normal.
Un derivado natural de la vitamina K, es la vitamina K2 o menaquinona, producida por las bacterias de colon. Está presente en alimentos fermentados como el queso y yogurt.
La leche y los derivados lácteos, no solo nos aportan el calcio y vitamina D, si no que aportan también otras vitaminas importantes como la E y la K, ofreciendo beneficios en la salud del consumidor.